Al final, un día López, abrumado por toda la situación, decide deshacerse de     sus tutores, asesinándolos. Así,cuando se descubre que es el culpable, su abogado lo declara como “enajenación mental” y lo ingresan en el             manicomio El Loco Feliz, bajo la supervisión del psiquiatra Simeon Vladimir, un ruso especializado en trastornos mentales.

    Dos años después, López se escapa del manicomio aprovechando un cambio de turno y obsesionado con la imagen de su padre rapta a  un grupo de personas pero en el transcurso ,pensando que estaban drogados, un         secuestrado se despierta y le da un golpe en la cabeza. Mete al  secuestrador en el zulo pero debido al golpe y los trastornos psicológicos,         desarrollados por traumas de la infancia, su mente genera los  entornos del juego que realmente son los lugares donde él tuvo los traumas    de infancia. Por lo que cada sala corresponde a un trauma, el puzzle es para salir de esa sala y cuando lo resuelve se genera otra sala.

    Su locura es quien imagina los escenarios y cuando los resuelve todos  vuelve a la lucidez.